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3/10/2013

Cartas que atestiguan la existencia de Yeshua ben Yosef de Nazareth



Para negar la existencia histórica de Jesús hay que renunciar no sólo a la literatura cristiana, sino a parte de la no cristiana, y sumergir en el misterio de lo inexplicable lo que hoy llamamos “cultura occidental”. La geografía de Palestina, con sus múltiples excavaciones y hallazgos arqueológicos, que van sacando a la luz los monumentos cristianos del período romano y bizantino, son un monumento insobornable del paso de Jesús por la tierra. 

Los cuatro Evangelios, estudiados como ningún otro libro, son escritos muy cercanos a los días de Jesús, que ascienden a sus propios discípulos. 

Nació algunos años más tarde que Jesús y recogió todo el ambiente judío y jerosolomitano conmovido por la predicación y los hechos del profeta de Nazaret. Con que se admita una sola de sus cuatro grandes cartas, donde habla de los primeros apóstoles, de los parientes de Cristo, de su vida y estado, de las cuestiones y controversias relacionadas con las primitivas cristiandades, habrá que rechazar como impropios de la ciencia los conatos de deshacer la existencia histórica de Jesús. 

Los escritos extracanónicos de fines del siglo I y principios del II están todos llenos de lo que Pablo llamaba “La ciencia de Cristo crucificado”; el símbolo de los apóstoles, la Didaché, la carta de Bernabé, Clemente Romano, Ignacio de Antioquia, Arístides de Atenas, Aristón de Pella. El filósofo, Justino, natural de Samaría y muerto en el 165 cuando escribe su primera Apología dice que hacía 150 años que había nacido Jesucristo en una cueva cercana a la aldea de Belén y que él había conocido los arados hechos por el carpintero de Nazaret. Orígenes en el siglo III escribe: “Se muestra en Belén la cueva donde nació Jesús. El hecho es público en todo el país. Los paganos mismos saben que en esta gruta nació un cierto Jesús adorado de los nazaremos Tertuliano, que nació en Cartago hacia el año 160, y estaba especializándose en leyes e instituciones romanas, dice que en los documentos oficiales de Roma podía verse la genealogía de Cristo y el nombre de sus padres en el censo realizado en tiempo de Augusto. 

J. Klausner, profesor en la unidad Hebrea de Jerusalén, escribe una biografía sobre Jesús, que es muy pronto traducida del hebreo al inglés, al alemán y al francés. En la parte que dedica a las fuentes, estudia ampliamente el testimonio de Talmud. M. Coguel, decano de la facultad de teología protestante de París, dedica todo el capítulo II a las fuentes no cristianas sobre Jesús y menciona al Talmud, Flavio Josefo, a Plinio el Joven, Tácito y Suetonio

Flavio Josesfo, historiador judío que escribió hacia el año 90 de nuestra era sus “Antigüedades Judías”, menciona en esa obra dos personajes de la historia evangélica: Juan Bautista y Santiago, hermano del Señor. A propósito del primero, indica su muerte por Heredes Antipas; el segundo es llamado “hermano de Jesús, por sobrenombre Cristo”. 

También aquí los textos son generalmente breves, pues a los autores no les interesaba una Vida de Jesús, pero los autores atestiguan la existencia de Cristo y de una religión fundada por El, lo mismo nos dicen los Evangelios. 

Suetonio menciona a Cristo a propósito de un edicto del emperador Claudio expulsando a todos los judíos de Roma, por los desórdenes que había promovido el barrio judío a propósito de Cristo. “Claudio expulsó de Roma a los judíos convertidos en una causa permanente de desórdenes a impulsos de un tal Crestos! Acontecimiento que es recordado en los Hechos de los Apóstoles. En el año 52 Pablo encuentra en Corinto a Aquila y Oriscila, recién llegados de Italia: “Por haber decretado Claudio que salieran de Roma todos los judíos” (Hch. 18,2) 

El mismo historiador hace de paso una mención de los cristianos a propósito de los suplicios a que se les sometía bajo Nerón. “Se infligió a los cristianos, gente dada a la superstición nueva y maléfica”

Tácito habla también de los cristianos a propósito del incendio de Roma. Su texto es mucho más importante porque es más circunstanciado. Los menciona relacionándolos con Cristo afirmando que éste fue ejecutado en Judea bajo Tiberio, por orden del procurador Poncio Pilato: “Este nombre les viene de Cristo a quien, bajo el principado de Tiberio, Poncio Pilato entregó al suplicio; esta detestable superstición, reprimida por el momento, se manifestó de nuevo, no sólo en Judea, donde había nacido el mal, sino también en Roma, a donde afluye y encuentra numerosa clientela todo lo que hay de horrible y vergonzoso en el mundo”. 

Plinio el Joven, gobernador de Bitnia, en una carta al emperador Trajano le pregunta qué conducta ha de seguir respecto a los cristianos de su provincia. A este propósito, indica el resultado de la encuesta que ha hecho como consecuencia de numerosas denuncias: “Afirmaba tener costumbre de reunirse en días fijos, antes de salir el sol, para cantar a Cristo, considerado como Dios. Un cántico alternado, y comprometerse por juramento a no cometer crimen ninguno sino abstenerse del robo, asesinato, adulterio, infidelidad… Después de esto se separaban para volver a tomar un alimento común e inocente”. 
A estas fuentes literarias se podría añadir el descubrimiento epigráfico hecho recientemente en el litoral palestinense, en Cesárea, y lleva el nombre de “Pontius Pilatus”. Es la primera vez que se halla mencionado su nombre fuera de las fuentes literarias que están relacionadas casi todas con Cristo. 

Las Cartas de Jesús son una serie de documentos legales del Imperio Romano que comprueban de la existencia de Jesús Cristo de Nazaret y narran los eventos sobrenaturales atestiguados por los altos mandos romanos en Judea en el año 33 d.C. en y alrededor del momento de la crucifixión y resurrección de Yahshua Ha Mashiach.

De los más de cinco millones de documentos existentes que confirman de la existencia de Jesús Cristo de Nazaret, estas cartas representan una joya histórica que raramente se menciona sobre el periodo de la crucifixión y resucitación de Jesús Cristo. Estas serie de misivas históricas son documentos que reportan de primera mano lo sucedido en Jerusalén y Galilea en el año 33 de nuestra Era Cristiana. Las cartas forman parte de un registro de traducciones fieles de las originales al inglés, las cuales, hasta su descubrimiento en la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos de América. , fueron removidas de los servidores de dicha institución cuando fueron encontradas estas cartas magnánimas, por su contenido parabíblico y valor secular que representan. Las razones que existen de ocultar las mismas es evidente siendo que los intereses políticos anticrísticos que gobiernan y controlan el flujo de la información que ocultan la Verdad de la existencia de Jesús Cristo, su asesinato y resurrección y que no quieren que se conozca desde un punto de vista no religioso.

Estan conformadas por:

  • Descripción Física De Jesús Cristo Y Descripciones Físicas Por Un Testigo Ocular De Jesús Cristo 
  • Descripción De Jesús Cristo Escrita Por Publius Lentrelus
  • Cartas De Herodes Y Pilato 
  • Carta De Herodes A Pilato El Gobernador
  • Carta De Pilato A Herodes. 
  • La Epistola De Poncio Pilato 
  • El Reporte De Pilato El Gobernador, Concerniente A Nuestro Señor Jesús Cristo
  • El Reporte De Poncio Pilato 
  • El Juicio Y Condenación De Pilato
  • La Muerte De Pilato 
  • Antigüedades De Los Judíos 


Descripción Física de Jesús Cristo y Descripciones Físicas 
por un Testigo Ocular de Jesús Cristo 
Esta es una reimpresión de la carta de Poncio Pilato a Tiberio Cesar describiendo la apariencia física de de
 Jesús. 


Copias existen en la Biblioteca del Congreso en Washington, D.C. 



"Un hombre joven apareció en Galilea predicando con unción humilde, una nueva ley en el Nombre de Dios que lo había enviado a Él. Al principio, yo estaba aprehensivo que Su diseño era agitar al pueblo en contra de los romanos, pero mis temores pronto se disiparon. Jesús de Nazaret más bien habló como amigo de los romanos que de los judíos. Un día yo observé entre un grupo de personas a un hombre joven que estaba inclinado sobre un árbol, dirigiéndose a la multitud de forma calmada. Se me dijo que era Jesús. Esto fácilmente lo pude haber sospechado. Tan grande era la diferencia entre Él y a aquellos que los estaban escuchando a Él. Su cabello de color dorado y su barba le daban a su apariencia un aspecto celestial. Él parecía tener unos 30 años de edad. Nunca jamás había yo visto un rostro más dulce o más sereno. ¡Vaya contraste entre Él y los seguidores de Él con sus barbas negras y complexiones rojizas y amarillas! Sin querer interrumpirlo a Él con mi presencia, yo continué mi caminata pero le di la señal a mi secretario de unirse al grupo y escuchar. Más tarde, mi secretario me reportó que él nunca había visto en todas las obras de todos los filósofos algo que se le comparase a las enseñanzas de Jesús. Él me dijo que Jesús no era ni sedicioso ni rebelde, así que le extendimos a Él nuestra protección. Él tenía la libertad de actuar, de hablar, de congregarse y de dirigirse a la gente. Esta libertad ilimitada provocó a los judíos- no los pobres sino los ricos y poderosos. Después, le escribí a Jesús solicitando una entrevista con Él en el Pretorio. Él vino. Cuando el Nazareno hizo Su aparición, estaba en mi caminata matutina y mientras voltee hacia Él mis pies parecían estar agarrados con una mano de hierro con el pavimento de mármol y yo temblaba en cada extremidad como un culpable, aunque Él estaba calmado. Por algún tiempo, me quedé parado admirando a este Hombre extraordinario. No había nada en Él que era repulsivo, ni en Su carácter, y al mismotiempo me sentía atónito en Su presencia. Le dije a Él que existía una simplicidad magnética en Él y Su personalidad que lo elevaba a Él mucho más arriba de los filósofos y maestros de Su día. Ahora, Noble Soberano, estos son los hechos concernientes a Jesús de Nazarety he tomado el tiempo de escribirte en detalle concerniendo a estos asuntos. Yo digo que tal hombre quien pudo convertir el agua en vino, cambiar la muerte por vida, la enfermedad en salud; calmar los mares tormentosos, no es culpable de ninguna ofensa criminal y como otros 
han dicho, debemos estar de acuerdo, — verdaderamente, ¡éste es el Hijo de Dios!"

La siguiente descripción de Jesús Cristo fue escrita por Publius Lentrel

Aparecieron por primera vez en los escritos del Santo Anselm de Canterbury en el Siglo XI:

"Vive en este tiempo en Judea un hombre de virtud singular cuyo nombre es Jesús Cristo, a quien los bárbaros estiman como un profeta, pero sus seguidores lo aman y adoran vástago del Dios inmortal. Él llama a los muertos de las tumbas y sana todo tipo de enfermedades con una sola palabra o tacto. Él es un hombre alto, bien formado, y de un aspecto afable y santo; su cabello de un color que difícilmente puede igualarse, cayendo en caireles llenos de gracia ondeando por doquier y un encorvamiento muy agradable en sus hombros, partido en la corona de su cabeza, fluyendo como un río hacia el frente a como lo usan los Nazaritas. Su frente amplia, larga e imponente; sus pómulos sin manchas o arrugas, hermosos con un rojo hermoso; su nariz y boca formadas con una simetría exquisita; su barba, y de un color apropiado para su cabello, crecida por debajo de su mentón y partida por en medio como un tenedor; sus ojos azul brillantes, claros y serenos. Se ve inocente, digno, viril y maduro. En proporción corporal sumamente perfecto, y cautivador; sus brazos y manos deleitables de contemplar. Reprende con majestuosidad, da consejos con suavidad, Su discurso completo ya sea en palabra u obra, siendo elocuente y grave. Ningún hombre lo ha visto reír, y al mismo tiempo sus modales son excedentemente placenteros, pero Él ha llorado frecuentemente en la presencia de hombres. Él es templado, modesto y sabio. Un hombre por su extraordinaria belleza y perfección, sobrepasando a los hijos de los hombres en todo sentido."

Una descripción de Jesús mismo se halla en “El Volumen Archko” el cual contiene documentos oficiales de la corte de los días del Mesías. Esta información sirve como evidencia de que Él provino de linajes raciales que tenían pelo dorado y ojos azules. Un judío. Gamaliel o el maestro de Pablo.

"En un capítulo titulado “La Entrevista de Gamaliel” declara concerniente a Jesús, (Yeshua): “Le pregunté a él a que me describiera esta persona, para que lo pudiera conocer si es que llegase a reunirme con Él. Él dijo: ‘Si algún día lo conoces, [Yeshua], lo sabrás reconocer. Aunque no es solo más que un hombre, hay algo con Él que lo distingue de todo otro hombre. Él es el retrato de su madre, solo que Él no tiene su cara lisa y redonda. 
Su cabello es un poco más dorado que el de ella, aunque sea por quemadas del sol que cualquier otra cosa. Él es alto, y sus hombros son un poco caídos; su rostro es delgado y de una complexión morena, aunque esto es por la exposición al sol. Sus ojos son grandes y de un azul suave, sin brillo y pesados....’ Este Judío, está convencido que Él es el Mesías del mundo... esta es la misma persona que nació de una virgen en Belén hace unos veintiséis años.”

CARTAS DE HERODES Y PILATO.

CONECTANDO LA HISTORIA ROMANA
CON LA MUERTE DE CRISTO EN JERUSALÉN.


[Estas cartas ocurren en un Museo Siriaco, del siglo sexto o séptimo, en el Museo Británico Dr. Tischendorf establece en sus Apocalipsis Apocryphae (Prolegg. p. 56) que él tiene una copia de las mismas en Griego de un Museo en Paris., de las cuales él dice…

"scriptura satis differt, non item argumentum.” Estas cartas por pocos extractos que parecen haber sido añadidos por algún copiador, aunque están seguidas por la subscripción de la carta de Pilato. Suponemos que por Justino, debemos entender a Justo de Tiberio de quien Josefo habla como historiador de su tiempo. No podemos aventurarnos hacia una opinión favorable acerca de la genuinidad de este extracto, porque Fotio dice que Justo no menciona a Cristo." 

...Por Teodoro, lo entendemos como el Emperador Tiberio. Las preguntas y respuestas concuerdan en el sentido con lo que es leído en “Anafora,” o la respuesta de Pilato.]


Para seguir leyendo completas todas las cartas dar clic -Aquí-
Fuente: Alexander Backman/ConcienciaRadio/VeritasConexion

1 comments:

Anónimo dijo...

Me encanta. Es hermoso leer esas cartas que refuerzan la fe con datos ofrecidos por personas que merecen entero credito

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